sábado, 4 de abril de 2009

El Verdadero Valor del Anillo


Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.

- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

- ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después... Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

- E... encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-.

- Bien -asintió el maestro-. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.

¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.

- Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- ¿¿¿¿58 monedas???? -exclamó el joven-.

- Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.


Jorge Bucay.


Un poco de autoestima a estas horas? Si, gracias.

5 comentarios:

Chan dijo...

esto no tie logica, si el tio no vale lo que pide, que va a hacer, ¿andar buscando expertos pa que lo valoren?. por desgracia en esta vida quien te debe valorar no es a menudo un experto, sino alguien que dice ser experto pero que vive a costa de los expertos no valorados.

RequetePa dijo...

Supongo que cuando aqui dice "expertos" no se refiere a expertos como tal, si no a las personas adecuadas... Lo bueno de estas historias son sus multiples interpretaciones.

Anónimo dijo...

El autetico valor de las personas no lo valoran expertos, más que nada porque no existen, se valora uno mismo (aunque suene un poco egocéntico el comentario), los demás son los que ven ese valor. Si lo aceptan, vale... si no lo aceptan, por los motivos que sean, mejor para el "experto". Nadie te puede valorar si no lo haces tú. Y nadie ver tu valor si no lo gritas a los cuatro vientos.

Expertos... Me da la risa...

Nadie da un céntimo por nadie, y si te lo pueden quitar, te lo quitan; esos si expertos en la materia. Por desgracia son los que ponen los precios...Los "maestros" (personas adecuadas, los que saben) están muy ocupados o no pueden con los "si expertos", que son mayoría.

El valor de una persona hoy: poder a cambio de quitarselo a los demás, el alimento de los "expertos"...

les faltan cojones! y les sobra cobardía...

Anónimo dijo...

Jóven: poker d cuatro ases en la mesa.

Experto: pareja de cuatros..

croupier: pareja de cuatros gana, siguiente partida.

RequetePa dijo...

Ostras! Primero, habría que matar al croupier.
Segundo, es dificil valorarse correctamente a uno mismo. A veces somos muy exigentes, y otras veces depende del día (gran día: valgo un montón. mal día: no valgo absolutamente para nada)...
Sí hay gente que lo daría absolutamente todo por algun otro (se han dado casos), lo que pasa es que están obligados a disimular para sobrevivir en este mundo donde todo es una competición.